La iglesia… ¿Dirigida por el Espíritu o dirigiendo al Espíritu? (Parte I)



Una elección ¿acertada? 
Partamos con un caso. Previo a la ascensión de Jesús el primer grupo de creyentes recibe la indicación expresa de Cristo de esperar en Jerusalén el cumplimiento de la promesa del Espíritu Santo en la proximidad “…dentro de no muchos días” (Hech. 1:15). A pesar de que los discípulos esperaron en Jerusalén según les fue indicado, fue que Pedro se levanta en medio de una asamblea de 120 creyentes para resolver un asunto. Respecto a ello el apóstol argumenta:
“… era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló por boca de David acerca de Judas… y era (Judas) contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio… Porque está escrito en el libro de los Salmos: ´Sea hecha desierta tu habitación, y no haya quien more en ella´ y: ´Tome otro su oficio.´”
Entonces Pedro, fundamentado en los versos de Salmos 69:25 y 109:8 y afirmando que el Espíritu Santo habló antes por boca de David, expone el cumplimiento de las Escrituras en la situación de Judas quien muere en el Campo que adquirió con el precio de su traición. 
El apóstol, señala la realidad de asumir a un sucesor para “tomar su oficio” (el de Judas como discípulo). Luego agrega: “Es necesario…” (Hech. 1:15-20), dando premura a la elección del sucesor el cual debía tener las siguientes características: “de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros… uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección” (Hech. 1:22)

Bastante razonable es el argumento de tener un testigo presencial del ministerio y resurrección de Cristo pues, sin lugar a dudas, daría un testimonio más poderoso de este evento que el que pretenderían dar los llamados “Padres de la Iglesia”. La realidad de la resurrección de Jesús era el argumento más poderoso para justificar la existencia del cristianismo, y un evento como tal debía ser defendido. Al respecto, Pedro vio necesario fortalecer el cuerpo de discípulos y completar el número de los doce.[i]

¿Será que la autoridad entregada por Jesús a la iglesia la autorizaba para tomar la decisión de escoger al duodécimo discípulo? ¿Qué piensas?

[i] Simon J. Kistemaker, Comentario al Nuevo Testamento: Hechos (Grand Rapids: Libros Desafío, World Literature Ministries, 1996), 53 y 62-64

4 comentarios:

  1. Jesus es Dios y en su soberania eligio sus doce apostoles segun su voluntad, sin embargo, hay que notar que la noche anterior a su eleccion segun Lucas 6:12, paso la noche orando a Dios. Quiero decir con esto que al tomar las desiciones no debemos centrarnos en si tenemos o no autoridad para hacerlo si no en buscar con ahinco la dirección de Dios a traves de la oracion. Nosotros tenemos capacidades dadas por Dios para analizar situaciones inteligentemente, pero los caminos de Dios son inalcansables y a la mente humana incluso ilogicos. Debemos tener mas paciencia para esperar los movimientos de Dios y no "prestarle ayuda", muchas veces queremos proteger el nombre de Dios cuando las circunstancias son adversas cuando lo unico que debemos hacer es confiar que Dios esta siempre al control. Jessica Araya

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  2. Gracias por su comentario nos ayuda a profundizar la reflexión de cómo actúa el Espíritu Santo en la iglesia. Es interesante notar que existe un pequeño paréntesis entre la asecención de Jesús al cielo y la llegada del Espíritu Santo. La orden de Jesús era esperar. Les invito a pasar a la parte II de este tema donde se amplia esta discusión.

    Pr. Juan C. Sandoval

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  3. Actualmente la iglesia cristiana enfrenta varias dificultades que entorpecen su crecimiento. Las dificultades no sólo se aprecian en el conjunto de iglesia mundial sino en las iglesias pequeñas y congregaciones locales.
    Algunas de esas dificultades o problemas tienen que ver con la dificultad de crecimiento de las iglesias pequeñas o congregaciones locales. Un pastor en un distrito debe hacer frente a las tensiones que se producen entre los laicos a cargo de diferentes responsabilidades. Estas tensiones provocan divisiones. La falta de información o la información deficiente, introduce críticas o mala interpretación de las actitudes de quienes llevan responsabilidad como líderes. Estas críticas fructifican, a veces, produciendo movimientos independientes o separatistas. Todo esto contribuye a que los miembros dejen de congregarse o abandonen la iglesia.
    La iglesia cristiana estaba en sus mismos comienzos. Ésta fue una nueva iniciativa divina, que como siempre desde Adán, Dios mantuvo el mismo propósito incorpora al instrumento humano como colaborador en el plan de salvación. Hay un dicho que reza que los líderes no nacen, se hacen. Eso ocurría al comienzo de esta iniciativa divina. La iglesia fue el lugar donde Dios entrenó a nuevas personas para que continúen con la labor, pues la iglesia estaba sujeta a un recambio inevitable debido a la existencia del enemigo denominado “muerte”. Por eso fue vital la actitud juiciosa al elegir a los nuevos líderes que debían ser entrenados con paciencia. Se mencionarán algunos de los errores y también aciertos que tuvieron estos primeros feligreses que estaban aprendiendo a escuchar las directivas del Espíritu Santo. Y cuáles fueron las situaciones resultantes de estos errores Con una disposición a hacer la voluntad del Espíritu Santo y de oír sus directivas, la tensión entre el crecimiento cualitativo y cuantitativo la maneja el mismo Espíritu, quien otorga dones para que sirvan y atiendan todas las situaciones de conflicto que puedan impedir un crecimiento cualitativo, y al hacerlo produce un crecimiento también cuantitativo en su membrecía.

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  4. Gracias por su oportuno y profundo comentario. Es interesante destacar la tensión que usted ve entre el crecimiento cualitativo v/s el crecimiento cuantitativo. Quizás, la dirección del Espíritu Santo podría resolver esa tensión, el dejarlo de lado en nuestras decisiones podría acrecentar este conflicto. En la Parte III de este tema se amplia la discusión sobre el posible "apresuramiento" de los discípulos a la hora de nombrar al duodécimo discípulo. Les invito a visitar ese espacio para que juntos reflexionemos en qué medida podríamos creer estar siendo dirigidos por el Espíritu Santo y en consecuencia estar impidiendo su dirección. Conversemos de ello.

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